Elegía a los genios flamencos. Cae el turbio ruido para esos quejidos y esas cuerdas enredaderas trepan al cielo, de ellos está tejido el abrigo del flamenco, los ruiseñores visten el camino para que su alma llena de sonidos fundidos aniden en los sabores, en una bella guitarra, en un artesano manso, en los aljibes de la voz de Camarón… va cantando el silencio La Nana del Caballo, un mástil puntea a los azules, a las mareas lentas y ágiles, frágiles hierven en sal tus playas y tus guitarras, ilustre esfuerzo, tenaz estallido de soledad, fulgor mismo dejas en el recuerdo, sol añejo llora por aquel tablao de ilusión junto al visionario apasionado que ofreció un manjar en forma de fandango… Reunidos entre las aguas serenas de un tango se abrazaron.
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